Y esa misma noche vimos como la banda presidencial, ese símbolo de la autoridad que siempre estuvo reservado a una sola persona, siempre y cuando fuera hombre, se vendía a luca en las calles y todos la compraban, especialmente el "perraje", como la diputada Ximena Vidal denominó a la gente común, esa que nunca tiene credenciales para entrar a los actos importantes pero que no se enoja porque sabe que la verdadera fiesta siempre está donde caben todos y el único privilegio que se disfruta es el de celebrar juntos y revueltos y abrazados con el que pase por delante.
La noche del 15 las mujeres y los hombres llevaban con orgullo ese símbolo antes tan lejano, tan privilegiado, y paseaban felices por la Alameda sintiendo que ahora la banda presidencial es de todos y que está bueno que así sea porque la merecemos decía un caballero, y bien ganada está decía una señora, y aunque sea medio charcha y esté un poco arrugada no importa porque puta que es bonita la banda a luca y además se nos pega en el corazón y entonces ahora todos queremos usarla para ser presidentes y presidentas de todos los chilenos, de los que ganaron, de los que perdieron, de los que se abstuvieron, de los que anularon y de los que viven lejos, porque está claro que lo pasamos mejor cuando por acá no sobra nadie y por eso tenemos la sensación de estar viviendo algo nuevo y pensando que la vida es rara pero bonita y siempre nos sorprende porque hasta no hace tanto tiempo... quien lo hubiera pensado.