domingo, diciembre 28, 2008

Andrés Wood, La buena vida

De las películas chilenas de 2008 la que más me impresionó fue “La buena vida”, de Andrés Wood, por la valentía del realizador de meterse con historias que nadie cuenta, que no aparecen en los medios, que están esparcidas en el anonimato de la calle y que a nadie parece importarles, lo que finalmente termina convirtiéndose en un retrato de nosotros mismos.


En la película de Wood está una de las escenas más conmovedoras del cine chileno, aquella en que el personaje interpretado por Roberto Farías golpea con desesperación las puertas del cementerio para recuperar los restos del padre que están a punto de ser incinerados.

Me parece que lo más simbólico es la reconstrucción del cuerpo con huesos de distintos muertos pero asumidos como los restos de su padre, en un gesto filial que, por una parte, expresa, contra viento y marea, la esperanza de sentirse menos huérfano y, por otra, constituye un acto de amor hacia los menospreciados y los olvidados.

La búsqueda del padre es uno de los argumentos universales que existe desde las narraciones clásicas más antiguas que se conocen. Jordi Balló y Xavier Pérez, profesores de guión y narrativa audiovisual en la universidad Pompeu Fabra (Barcelona), en su excelente libro "La semilla inmortal", desarrollan la tesis que "las narraciones que el cine ha contado y cuenta no serían otra cosa que una forma peculiar, singular, última, de recrear las semillas inmortales que la evolución de la dramaturgia ha ido encadenando y multiplicando".

Los autores sostienen que "No debe entenderse esta pertenencia a una cadena creativa como una limitación. Muy al contrario, lo que hace el cine es evocar los modelos narrativos anteriores con una puesta en escena que provoca que una determinada escena resulte nueva, fresca, recién inventada, y sugiera una manera contemporánea de de entender una trama ya evocada en algunas de las mejores obras del pasado".

La originalidad en el caso del personaje de la película de Wood, que sin duda remite a la historia reciente de Chile, es la búsqueda del padre muerto, abandonado y desaparecido que es reconstruído con los restos de varios cuerpos en una especie de ritual sagrado que en un gesto comunitario intenta recuperar a todos los olvidados.

A propósito de esta escena recordé también un libro del historiador del cine y ensayista español Roman Gubern, “Espejo de fantasmas”, en el que afirma que, incluso de un modo inconsciente, “el cine es un espejo de un imaginario colectivo configurados por los deseos, frustraciones, creencias, aversiones y obsesiones… que convierten a los filmes en sueños públicos compartidos.”

11 comentarios:

Marcelo Munch dijo...

Desde la busqueda del padre, a la del hijo, desde donde venimos, a lo que seremos. Búsqueda, ser algo, alguien, ya lo decía Hemingway, hay una gran diferencia entre acción y movimiento.
Mientras tanto el qué somos. Mientras tanto respiramos, y eso nos basta a algunos para creer que con eso es suficente, y también merece ser contado.
Saludos Augusto, siempre es grato visitarte.

Anónimo dijo...

Hola Augusto. He estado esperando tu nuevo post y hoy al darme cuenta que ya estaba, me preparé a leerlo. Pero apenas leí "Andrés Wood, La Buena Vida", me di cuenta que no podía hacerlo. Me quedé con cuello porque no he visto la película y tu post podría revelar datos sobre ella que prefiero no saber. Entonces, lo que hice fué partir al Blogbuster de acá de Curicó con la intención de arrendarla y poder comentarla, pero, como me lo esperaba, no estaba la película. Me quedé con cuello de nuevo. Así que terminé arrendando "Perdidos en Toquio", aunque ya la vi y me gustó, me tincó verla de nuevo.
Que estés bien, ¡feliz 2009!
Carola

Augusto Gongora dijo...

Gracias por leer y comentar. Creo que que uno se hace adulto cuando se convierte en padre de sí mismo, antes de eso somos todos niños; no se cómo ocurre ese proceso en las mujeres. Carola, no leas el blog, ve la película primero.

Feliz 2009 para todos.

Anónimo dijo...

Hola Augusto...he recibido buenos comentarios de " La buena vida" de Andres Wood, sinceramente no he podido verla pero deseo verla pronto...

Me ha gustado mucho tu blog, le seguire visitando.

Feliz 2009

Anónimo dijo...

En las mujeres el proceso tiene que ver con la capacidad de
apartarnos de la voz consejera de nuestra madre y digo de nuestra madre porque ella ya fue todo lo que nosotros somos y seremos, niña, hija, madre, esposa, etc., y por lo tanto siempre nos ha llevado la delantera, es una especie de competencia que no se da con nuestro padre. Es una liberación que tenemos que hacer, amorosamente y sin culpa para dar paso a nuestra propia voz.
"Mientras tanto la que somos", me gusta esa frase porque nos describe en este proceso de crecer, y la película me hace pensar que en ese "mientras tanto" está la clave de la buena vida, en lo cotidiano; algo ahí nos está susurrando constantemente al oído y que puede ser nuestra propia voz que nos está hablando.
Un abrazo Augusto, para mi es una alegría poder comentar. Gracias por tu blog.
Carola

Shidi ! dijo...

August, hace tiempo que no venía por aquí, y sí, esa escena es estremecedora, y tb lo es la de la ventana, cuando muestran la construcción de un inmenso edificio, mientras el hombre busca cómo recuperar los restos de su padre
Wood me sorprendió gratamente con esta película tb, que adoré por su fineza, por su falta de ambición, que no hizo más que provocar un peak de emoción en cada una de sus historias.
Así da gusto.
Me cuesta digerir un cine que no me emocione.
te mando un abrazo, que tengas buen 2009 tb !

Shidi ! dijo...

ah !
tb creo que para crecer hay que matar a la madre; sin pasión y con paz
es la forma de descubrir cuánto de eso realmente es tuyo y te lo quieres quedar...

L Mery dijo...

Interesante esto de cómo volverse adulto. Cierto, en el caso de las mujeres matar (o aceptar) a la madre y, al menos en mi caso, a la vigía, a la ansiosa, a la autoboicoteadora, a la rebelde, a la inconformista y a las no se cuántas personalidades más que llevo dentro, supongo que para eso necesito como diez reencarnaciones más, así que nada de adultez por el momento :) osea que, para bien o para mal, I'm still a girl... for a long long time...

Ah! felicitaciones x el premio a H25 (el de los criticos de arte)

Anónimo dijo...

vuelve Chapatín

Paulina Madrid dijo...

Hola Augusto,
Mi nombre es Paulina Madrid, soy periodista y parte del depto de comunicaciones de un festival de cine que se realizará en Iquique, durante los días 6, 7 y 8 de marzo. Me gustaría contactarme contigo, porque sería un agrado que participaras dentro del jurado de éste primer certamen regional.
Te dejo mi mail,teléfono y por supuesto, nuestra web del festival.

madrid.paulina@gmail.com
cell: 68475191

www.festcinetarapaca.com

Espero podamos comunicarnos, desde ya muchísimas gracias!!!.spin

Anónimo dijo...

Estimado Agusto, interesante reflexión, incluso a la luz de O'Higgins, Allende y otros padres perdidos....que importante observación hace usted. Estas son las que harían crecer el simbólico del arte y la vida nacional. Gracias.

Vicente