lunes, septiembre 27, 2010

El silencio

Hay mucho ruido, mucho tollo, demasiadas frases cortas para la tele y la estridencia abruma. Mientras tanto, el silencio está bajo sospecha, se lo acusa de no decir nada, de ser inútil.

Por eso mismo se agradece el esfuerzo realizado por “Cuaderno”, de la Fundación Pablo Neruda, que aborda la importancia del silencio con la participación de diversas personalidades del mundo académico y cultural. La filósofa Carla Cordua destaca la idea que sostiene que “el silencio que tienes dentro de ti puede revelarte algo muy importante que no averiguarías de otro modo (…) y que se manifiesta en la forma de una voz íntima…”

Los griegos distinguían entre el negocio y el ocio. Este último tenía que ver con el ejercicio de la capacidad especulativa y la contemplación. Era el momento previo a la creación, en el que se desplegaba el espíritu y la imaginación. Seguramente el ocio estaba vinculado al silencio.

El tema es relevante también en las obras cinematográficas. El cine sin sonido no era mudo, era silencioso, lo que es muy distinto, y desde su silencio tenía una gran capacidad expresiva.

El cine expresionista alemán, que precede y sigue a la primera guerra mundial, supo dar cuenta del estado de ánimo y el despertar de los instintos más básicos que conducirían al ascenso de Hitler al poder.



Siegfried Kracauer en su libro “De Caligari a Hitler” sostiene que “pueden relevarse, por medio de un análisis del cine germano, las profundas tendencias psicológicas dominantes en Alemania de 1918 a 1933”. El silencio de aquel cine no impidió, quizá incluso favoreció, una expresión profunda e incisiva de temas y emociones muy complejas.

Roberto Paolella en su “Historia del cine mudo” destaca la película “Nosferatu, una sinfonía del horror”(1922), de F. W. Murnau, como “una estética de lo sombrío”, construida desde con luces y sombras, objetos retorcidos y escenografías laberínticas.

Incluso el cine sonoro, en películas como “Muerte en Venecia” (1971), el director Luchino Visconti sabía que el silencio puede ser poderoso y estremecedor para reflejar una emoción. En esa obra, con muy pocos diálogos, va narrando la crisis del protagonista a través del gesto y la mirada.

Mauricio Celedón, director de la compañía Teatro del silencio, sostiene que “el silencio tiene que ver absolutamente con el pensamiento, y el pensamiento tiene que ver con la emoción y con el gesto. El actor mimo, dice, es en el fondo una posibilidad de proyectar lo que podría ser palabra, pero son intenciones, son gestos, son metáforas del dolor o de la violencia….”

Vuelvo a “Cuaderno” y su oportuna cita de Neruda: “tal vez un gran silencio pueda/ interrumpir esta tristeza.”

1 comentario:

L Mery dijo...

all I ever wanted, all I ever needed, is here in my arms, words are very unnecesary they can only do harm (Depeche Mode, enjoy the silence)