jueves, enero 19, 2012

La ceguera nos persigue

Cuando vamos al cine delegamos nuestra mirada se la cedemos al director de la película, quien convierte la cámara en los ojos del espectador. En una sala de cine somos voyeuristas, pero voyeuristas ciegos que miramos según los deseos y las fantasías de otro.

La ceguera nos persigue. Eso de que “el amor es ciego”, además de ser cierto, no vengamos con cuentos, sirve para evitarse uno que otro conflicto. O casi todos. Si no queremos enfrentar una situación compleja “miramos para el techo”, asunto que en Chile es una vieja tradición. Y cuando desde la inseguridad esquivamos tomar una decisión recurrimos al “vamos viendo”, lo que es una manera de no mirar lo que está pasando. Además no son pocas las veces en que damos “palos de ciego”.

Algunos mitos aportan lo suyo. Uno de los mitos sobre la ceguera de Tiresias se atribuye a que observó a la virginal diosa Atenea bañándose desnuda, por lo que fue severamente castigado. En “Ensayo sobre la ceguera” José Saramago sostiene que la ceguera es contagiosa y sugiere la necesidad de sacarnos las vendas, hacernos responsables y volver a mirar. Pero, ¿cómo somos cuando miramos?

Observamos aquello que denominamos la realidad pero, como señala Rafael Echeverría (“El observador y su mundo”), nuestras percepciones son selectivas y no vemos todo lo que está frente a nuestros ojos. Prestamos atención –dice- a algunos de los elementos de nuestro entorno según nuestras inquietudes y deseos. Hay cosas que vemos y otras que no vemos.  Nunca podremos saber qué es lo que “realmente” está allí.

Mientras más distinciones tenga el Observador que cada uno de nosotros somos podemos potenciar nuestra mirada y expandir nuestra capacidad de acción. La tecnología ha permitido que los canales de televisión tengan diariamente una información precisa de las audiencias: las distinciones de rating/ share vinculadas a estratos socioeconómicos, género y edades de quienes ven un programa, y de quienes no lo ven, proporciona información para diseñar acciones y, por ejemplo, orientar sus formatos y contenidos hacia las audiencias que quieren conquistar o intentar recuperar a las que algún día tuvieron.

Una mirada con distinciones pertinentes según qué se quiere observar potencia al Observador que somos, se trate de personas, organizaciones o empresas. En todo caso, hay que asumir que nuestra mirada, y la de los otros, es subjetiva y no necesariamente vemos lo mismo, razón por la cual habitamos en mundos interpretativos. Lo que no está nada de mal porque eso nos permite, y nos exige, vivir en el pluralismo y la tolerancia.

La mirada está inevitablemente determinada por la subjetividad de cada uno. Entonces, aquello que llamamos lo “real” finalmente es percibido y narrado de modo diferente según el Observador que somos. No sabemos cómo las cosas son sino cómo las observamos. Finalmente, señala Echeverría, “vivimos en un mundo en el que todos, de una u otra forma, somos ciegos.”  

Augusto Góngora, Coach Ontológico, The Newfield Network

1 comentario:

Lorenzo dijo...

En este momento no tengo claro si hemos avanzado o retrocedido en la lucha por combatir la violencia al interior de la familia. Por una parte están los datos del SERNAM y por otro los de la FISCALÍA DE CHILE.
Por una parte la evaluación del Sernam del año recién pasado habla de un número de 40 femicidios.
La Fiscalía de Chile ingresa 43 causas de femicidios el año 2011 y Más las causas ingresadas por homicidios o parricidios suman 133, todas dentro del concepto de violencia intrafamiliar.
Se debe entender sí, que en las cifras señaladas tanto por el Sernam y la Fiscalía no están consideradas las muertes autoprovocadas, me refiero a los suicidios de niños o niñas adolecentes, o de jóvenes y hasta adultos mayores que encuentran en esta acción la solución para terminar con la violencia que es ejercida o que hace muchos años lo fue.
Lo que si tengo claro que toda víctima de violencia familiar, quiere que esta se detenga YA.
Desafortunadamente las campañas que se realizan no llegan al lugar que se sufre y esto está permitiendo que prospere.
Cómo sociedad me atrevería a decir que estamos ciegos. Por no ver más allá, nos estamos conformando con poco, solo actuamos de acuerdo como se vayan dando los hechos. Me disculparan, pero hoy se está legislando sobre el consumo de alcohol y la conducción producto que hemos tenido accidentes graves en que los sobrevivientes han tenido que ver el rostro sobrio de quien, en estado de ebriedad los lesionó para el resto de su vida. Y cuando vamos a señalar que somos responsables de tantas atrocidades que se cometen al interior del hogar por “familiares”, “amigos”, “padres”, “parejas” ebrios. Es el abuso de poder al interior de la familia lo que se pretende denunciar hoy día para poder ser detectado, pero su impacto y sus consecuencias jamás las sabremos. Las podremos imaginar, pero la realidad siempre supera a la ficción. Una agresión sin detectar puede terminar en asesinato o en suicidio.
Hoy la ciencia nos podrá enseñar que una pila de mercurio puede contaminar por siglos un sector de la naturaleza y sus especies. Dañándonos tarde o temprano a nosotros mismos o a nuestros descendientes.
Pero, quién me puede asegurar los daños que se le provocaron a las victimas silenciosas (hijos, hijas, nietos, nietas, hombres o mujeres incluso hoy más que ayer también nuestros adultos mayores, que habitan alrededor de las familias que denunciaron o se vieron afectadas por violencia intrafamiliar según la Fiscalía 140.914 durante el 2011.Si multiplicamos la cifra sólo por cuatro integrantes tenemos una cifra superior al medio millón de personas. Eso es demasiado.
Porque creo que si se puede prevenir realmente y confío en tu responsabilidad, espero me ayudes a trabajar en una real prevención de la violencia familiar.
Lorenzo Becerra E. Educador Social
bastadeviolencia2012@gmail.com