Raúl viene volando desde la noche de enfrente y por fin estará de nuevo en su tierra. Con los recuerdos imborrables que nos regaló volveremos todos a conversar con él durante una larga caminata, en medio de una filmación, en El Parrón, el Normandie o en su casa y continuaremos fantaseando acerca del cine, de la vida o de cualquier tema que se asome, explorando, preguntando, escuchando sin apuro, arrancando de cualquier dogma que aplaste la imaginación.
Raúl se nos aparecerá en cualquier momento y, al igual que en sus películas, habrá que desterrar lo predecible, sepultar las fronteras y encontrarlo en ese territorio que está entre el mundo de los vivos y el de los muertos, entre lo real y lo imaginario, entre el pasado y el presente, entre la vigilia y el sueño porque, no hace tanto que lo decías Raúl, para eso se hacen las películas.
Y aquí estamos Raúl, esperándote. Hay tanto que conversar.