Lo andaba rondando, nadie sabía exactamente desde cuando ni por qué. Quizá fue para castigarlo por joven, por irreverente o por ser libre, pero el hecho es que el 30 de septiembre de 1955, a la hora del crepúsculo, la muerte le puso sus garras encima.
Esa tarde conducía su flamante Porsche por una carretera del Estado de California, la 466, cuando en el cruce con la 41 un Ford se atravesó en el camino y se estrelló contra él. Su último gesto fue levantar instintivamente las manos para no encontrarse cara a cara con la muerte. Quedó tirado entre los asientos de su descapotable y por algunos instantes alcanzó a mirar al cielo.
La muerte, porfiada, lo andaba buscando hacía rato. Ese mismo día, unos pocos kilómetros antes del cruce con la 41, otro automóvil estuvo a punto de embestirlo pero, en el último momento, había logrado esquivarlo. Suspiró aliviado pensando que tenía suerte, que estuvo a punto de morir pero que milagrosamente se había salvado, que el sol de la tarde era delicioso, que no faltaba tanto para llegar a su destino.
Se enfureció la muerte cuando vio que se le escapaba y poco después, en su segundo intento, logró atraparlo entre las sombras de la noche que ya se insinuaban en el horizonte. Para no tener dudas, la muerte quiso rematarlo, re-matarlo, cuando su cuerpo, inerte, era trasladado al hospital y la ambulancia chocó con otro vehículo. Pero no pudo volver a matarlo porque James Dean, de 24 años, ya estaba en otro lugar.
Antes, con sólo tres películas -“Al este del paraíso”, “Rebelde sin causa” y “Gigante”- se había convertido en un símbolo. En una época que comenzaba a sacudirse de las ataduras de la guerra fría, los jóvenes, junto con James Dean, comenzaron a existir, a reclamar su lugar en el mundo y a rebelarse contra un país inmovilizado por los miedos y el conformismo.
Lejos de los personajes duros y de gatillo fácil de la época –John Wayne, Gary Cooper y otros- el Jim Stark de Dean en “Rebelde sin causa” expresaba muchas características del actor. Era tímido y vulnerable, pero tenía el coraje y la fuerza para ser auténtico y no adaptarse a una sociedad prejuiciosa que discriminaba a los jóvenes.
La intuición que le brotaba del alma para construir personajes también le había revelado algunos secretos: “tengo la sensación de que hay algunas cosas en esta vida que simplemente no pueden evitarse, porque atraemos nuestro propio destino. Quiero sentir las cosas, experimentar al máximo y disfrutar lo bueno de la vida mientras dure”.
Cierto, la muerte lo andaba rondando, pero James Dean no murió de olvido.
martes, septiembre 27, 2005
lunes, septiembre 26, 2005
Imágenes (5). PELÍCULAS PARA IRSE A VIVIR.
Gracias por las respuestas al post "Comentarios de un Voyeurista Ciego". Respecto a la pregunta ¿a qué película les gustaría irse a vivir?, aquí van las respuestas de ustedes.
Shidi, "El Rey de las Máscaras"
Alejandro, "Volver al futuro"
Blackbird, "Moulin Rouge"
Marcelo Gallardo, "Los buenos muchachos"
Sara, "Entrevista con un Vampiro"
Tempore, "Amelié"
Interticio, "Blade runner"
Antonio Romero, "Bajos Instintos"
Camafeo, "Singing in the rain"
Anastassia, "La bella durmiente"
Am, "Lugares Comunes"
Incuerdo, "Big Fish"
Kamara "La danza de los vampiros"
Malba, alguna película de Tim Burton
Negrito, "Ojos bien cerrados"
Noquieroserlaudes, "El viaje de chihiro"
Ariana en chile, "El árbol de los sueños"
Sadkaiser, "Matrix"
Des-perfecto, "El Gran Lebowski"
@llen, "Magnolia"
Dennis, "Bleu"
Lino Solís de Ovando G., "Temporada de Patos"
Por mi parte, yo me iría a vivir a cualquier película de Fellini para observarlo mientras filma.
martes, septiembre 20, 2005
Imágenes (4). COMENTARIOS DE UN VOYEURISTA CIEGO
Se me abrieron varias ventanas con los comentarios de ustedes al post "VOYEURISTAS CIEGOS", están muy buenos y aquí van algunas reflexiones surgidas al calor del tecleo.
Nos encanta ser voyeuristas, observar sin que se sepa que lo estamos haciendo, asomarnos a lo que supuestamente nos está vedado, derribar prohibiciones, hacerle el quite a la censura y a los silencios, especialmente en un país en que demasiadas veces se corre "un tupido velo" sobre ciertos asuntos como decía José Donoso en "Casa de Campo". Concuerdo con que quizá por eso nos gusta la historia, las biografías de los grandes personajes (anastassia), las novelas que nos permiten (con)vivir con la intimidad de otros.
O sea, nos encanta ser ciegos en el cine para poder ser voyeuristas y nos encanta ser voyeuristas para no tener que ver sólo lo que rutinariamente vemos todos los días.
Y también es cierto que, aún cuando el cineasta nos instala su versión, sus imágenes de las cosas, todo ello rebota, como dice Feña, en "el sótano de la mente", en el inconsciente y en las emociones desde las cuales vemos y sentimos como sólo cada uno de nosotros puede hacerlo.
En este terreno el mayor placer del voyeurista en el cine está sugerido por Woody Allen en "La Rosa Púrpura del Cairo". Allí Mía Farrow va todos los días al cine a ver la misma película para escapar de una vida cotidiana mediocre, de un marido golpeador, de una realidad abrumadora, hasta que un día el protagonista de la película, del cual se ha enamorado, se sale de la pantalla y ambos inician un romance en la vida "real" de ella, que es la ficción que el director nos ofrece y que miramos desde la "realidad real" (si es que existe algo que pueda llamarse así).
Pero Allen, como siempre, se las arregla para darle otra vuelta de tuerca a las cosas y nos baja de nuevo a la tierra cuando el protagonista le dice a Farrow, mirándola tiernamente, algo así como "no puedo ser persona, sólo puedo ser personaje". Plop. Que pena, se jodió el romance.
O sea, podemos coquetear con la ficción, pero la vida real tiene otras reglas. Plop de nuevo, qué lata, me gustaría pegarme unas vacaciones en la ficción, la realidad a veces me cansa, me satura.
Bueno, así es la vida, así es la ficción. Nos estamos posteando.
Post Data: una curiosidad de última hora. Si quisieran, o tuvieran, que irse a vivir a una película, ¿cual eligirían?
martes, septiembre 13, 2005
Imágenes (3). VOYEURISTAS CIEGOS
Cada vez que voy al cine me vuelvo a sorprender de ese territorio misterioso que habitamos cuando estamos en la butaca, apagan las luces y en la pantalla se abre un mundo. Otro mundo.
Dejamos atrás la “realidad” y comienza un proceso de “suspensión de la incredulidad”: creemos todo lo que ocurre en la pantalla como si fuera verdadero.
Como arte del relato el cine es un juego de promesas: siempre estamos esperando que algo ocurra. Como arte visual es un juego de simulaciones: las imágenes se parecen a la realidad, los actores interpretan personajes, lo que ocurre parece ser real.
Las imágenes transmiten una “impresión de realidad” a tal grado que algunos de los espectadores de la primera función de cine en 1895 salieron arrancando de la sala ante la “Llegada del tren a la estación.” Además, en una sala de cine las fantasías, aún las más descabelladas, nos parecen verosímiles porque tienen la apariencia de lo verdadero.
Mientras tanto, desde la butaca, entramos en un estado de pasividad corporal mientras nuestros oídos y nuestros ojos se activan al máximo. Pero, cuidado, el arte visual más importante que conocemos nos convierte en ciegos.
Cuando somos lectores y el escritor, por ejemplo, relata “en una noche lluviosa, el viento penetraba en el andén de la estación de trenes”, cada uno de nosotros construye, de manera inconsciente y basados en nuestras experiencias, una imagen mental de una “noche lluviosa”, de un ”viento que penetra”, de una “estación de trenes”. En la literatura somos nosotros los autores de las imágenes.
Pero el cine es el mundo de lo concreto. El director nos muestra su noche lluviosa, su viento, su estación de trenes. Es decir, su versión de las cosas, sus imágenes mentales ya concretadas en objetos y personas. Además, con los ángulos de cámara decidirá desde donde vemos la acción y a qué distancia, cual será la iluminación y cuales los sonidos que crearán una atmósfera.
El cineasta define todo y la cámara se convierte en los ojos del espectador. Mientras tanto, este yace inmóvil, a oscuras, envuelto por la visión del director y durante su quietud física será atrapado por el movimiento y recorrerá el tiempo y el espacio conducido por el ojo y la cámara del director. En ese instante, nuestra mirada ya no nos pertenece, la hemos delegado.
Al mirar la pantalla, nos transformamos en ciegos. En una sala de cine somos voyeuristas, pero voyeuristas ciegos que miramos según los deseos del otro.
Dejamos atrás la “realidad” y comienza un proceso de “suspensión de la incredulidad”: creemos todo lo que ocurre en la pantalla como si fuera verdadero.
Como arte del relato el cine es un juego de promesas: siempre estamos esperando que algo ocurra. Como arte visual es un juego de simulaciones: las imágenes se parecen a la realidad, los actores interpretan personajes, lo que ocurre parece ser real.
Las imágenes transmiten una “impresión de realidad” a tal grado que algunos de los espectadores de la primera función de cine en 1895 salieron arrancando de la sala ante la “Llegada del tren a la estación.” Además, en una sala de cine las fantasías, aún las más descabelladas, nos parecen verosímiles porque tienen la apariencia de lo verdadero.
Mientras tanto, desde la butaca, entramos en un estado de pasividad corporal mientras nuestros oídos y nuestros ojos se activan al máximo. Pero, cuidado, el arte visual más importante que conocemos nos convierte en ciegos.
Cuando somos lectores y el escritor, por ejemplo, relata “en una noche lluviosa, el viento penetraba en el andén de la estación de trenes”, cada uno de nosotros construye, de manera inconsciente y basados en nuestras experiencias, una imagen mental de una “noche lluviosa”, de un ”viento que penetra”, de una “estación de trenes”. En la literatura somos nosotros los autores de las imágenes.
Pero el cine es el mundo de lo concreto. El director nos muestra su noche lluviosa, su viento, su estación de trenes. Es decir, su versión de las cosas, sus imágenes mentales ya concretadas en objetos y personas. Además, con los ángulos de cámara decidirá desde donde vemos la acción y a qué distancia, cual será la iluminación y cuales los sonidos que crearán una atmósfera.
El cineasta define todo y la cámara se convierte en los ojos del espectador. Mientras tanto, este yace inmóvil, a oscuras, envuelto por la visión del director y durante su quietud física será atrapado por el movimiento y recorrerá el tiempo y el espacio conducido por el ojo y la cámara del director. En ese instante, nuestra mirada ya no nos pertenece, la hemos delegado.
Al mirar la pantalla, nos transformamos en ciegos. En una sala de cine somos voyeuristas, pero voyeuristas ciegos que miramos según los deseos del otro.
lunes, septiembre 12, 2005
PALABRAS
Un festival de palabras bellas nos provocó el cumpleaños 91 de Nicanor Parra. Las que más me gustan de las enviadas por ustedes son:
Durazno (Shidi)
Agua (Rodrigo Ferrari), quien además aportó un gran dato: cuando El Mercurio le pregunta a Julio Cortázar sobre sus diez palabras más lindas en castellano el escritor contestó: "Llegará el día en que Chile se libere de Pinochet."
Cine (Blackbird)
Estruendo (Kasuro)
Estela (Sara)
Ocio (Piotr!)
Silente (Minimálica)
Trueno (Camafeo)
Lesera (Imp)
"Dinorante" (Serrucho)
Abulia (Jorge Saavedra)
Folla (Pamelapalma)
Lealtad (Sati)
Tembleque (Pilar)
Suácate (cpunto)
Llovizna (C.)
Amaina (Anastassia)
Tacataca (anónimo)
Cicatero (Antonio Romero)
Además, de regalo va una hermosa letra A.
Durazno (Shidi)
Agua (Rodrigo Ferrari), quien además aportó un gran dato: cuando El Mercurio le pregunta a Julio Cortázar sobre sus diez palabras más lindas en castellano el escritor contestó: "Llegará el día en que Chile se libere de Pinochet."
Cine (Blackbird)
Estruendo (Kasuro)
Estela (Sara)
Ocio (Piotr!)
Silente (Minimálica)
Trueno (Camafeo)
Lesera (Imp)
"Dinorante" (Serrucho)
Abulia (Jorge Saavedra)
Folla (Pamelapalma)
Lealtad (Sati)
Tembleque (Pilar)
Suácate (cpunto)
Llovizna (C.)
Amaina (Anastassia)
Tacataca (anónimo)
Cicatero (Antonio Romero)
Además, de regalo va una hermosa letra A.
lunes, septiembre 05, 2005
A JUGAR CON PARRA
Hoy 5 de septiembre Nicanor Parra cumple 91 años. Propongo que para celebrarlo le sigamos el juego.
"DIME cuales son para ti
las 10 palabras más bellas de la lengua castellana
y te diré quien eres."
("Chistes parra desorientar a la poesía",1983)
A mi me gustan mucho crepúsculo, adviento, tribus, madrugada, plaza, rúcula, Valparaíso, furia, nacimiento y tinieblo (de ese modo le dicen en Colombia al que en Chile llamamos "patas negras").
domingo, septiembre 04, 2005
ENTREVISTANDO A P. GUZMÁN.
Gracias por las preguntas, las opiniones y los recuerdos, todos sirvieron para entrevistar en Concierto Enfoque Jueves a Patricio Guzmán a propósito del estreno de su documental "Salvador Allende". Con los comentarios de ustedes me quedé con la sensación de la tensión que todavía hay en este país entre la memoria y el "mejor no hablemos de eso".
En los Ochenta Eugenio Ahumada, Rodrigo Atria, Gustavo Saball, Javier Luis Egaña, Gustavo Villalobos, Carmen Quesney y el anfitrión de este blog escribimos el libro "CHILE. LA MEMORIA PROHIBIDA", un extenso reportaje en 3 tomos que narra diez años de la vida en Chile (1973/ 1983) que es un documento periodístico y humano donde se narran los casos más significativos de violaciones a los derechos humanos.
Le pusimos ese título porque lo publicamos en dictadura, hacia fines de los 80, y porque entonces la memoria estaba efectivamente prohibida. Cuando llegó la democracia nos sorprendimos porque aún persistían graves obstáculos para la necesaria tarea de asumir el pasado, no para quedarse pegados en él, sino para construir un futuro en el que nadie sea asesinado o perseguido por sus ideas. Ha sido lento el proceso de recuperar la memoria y el documental de Guzmán es un valioso aporte en esa línea.
Es interesante que muchos de ustedes no habían nacido para el Golpe pero están interesados en saber qué pasó en Chile. Ese dato ya había aparecido en 2003 cuando a propósito de los 30 años del Golpe se realizaron muchos reportajes y documentales en la televisión chilena y los datos de rating indicaron que la mayoría de los espectadores no habían nacido para el 73.
Bueno, otra vez gracias. Guzmán se emocionó con los comentarios de ustedes sobre "La batalla de Chile".
En los Ochenta Eugenio Ahumada, Rodrigo Atria, Gustavo Saball, Javier Luis Egaña, Gustavo Villalobos, Carmen Quesney y el anfitrión de este blog escribimos el libro "CHILE. LA MEMORIA PROHIBIDA", un extenso reportaje en 3 tomos que narra diez años de la vida en Chile (1973/ 1983) que es un documento periodístico y humano donde se narran los casos más significativos de violaciones a los derechos humanos.
Le pusimos ese título porque lo publicamos en dictadura, hacia fines de los 80, y porque entonces la memoria estaba efectivamente prohibida. Cuando llegó la democracia nos sorprendimos porque aún persistían graves obstáculos para la necesaria tarea de asumir el pasado, no para quedarse pegados en él, sino para construir un futuro en el que nadie sea asesinado o perseguido por sus ideas. Ha sido lento el proceso de recuperar la memoria y el documental de Guzmán es un valioso aporte en esa línea.
Es interesante que muchos de ustedes no habían nacido para el Golpe pero están interesados en saber qué pasó en Chile. Ese dato ya había aparecido en 2003 cuando a propósito de los 30 años del Golpe se realizaron muchos reportajes y documentales en la televisión chilena y los datos de rating indicaron que la mayoría de los espectadores no habían nacido para el 73.
Bueno, otra vez gracias. Guzmán se emocionó con los comentarios de ustedes sobre "La batalla de Chile".
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