lunes, febrero 22, 2010

El Cristo de Fellini

"El circo de las ilusiones" es el nombre de una muestra de Federico Fellini que se exhibe en Barcelona que intenta dar a conocer sus fuentes de inspiración y su estética. Coincide con el estreno de la película "Nine" de Bob Marshall que, de manera torpe, intenta recrear "Fellini 8 1/2", una de las grandes obras del cineasta italiano. Y además por estos días se cumplen 50 años del estreno de "La dolce vita", su creación más polémica.

El guión de "La dolce vita" comienza así: "En el cielo un punto crece con rapidez. Es un helicóptero, y debajo de él cuelga una figura... una gran estatua de Cristo Labrador se balancea en el extremo de un cable..." mientras sobre vuela la ciudad.

La película transcurre en la Via Veneto, centro del llamado jet set, frecuentado por la realeza, escritores, publicistas, trepadores, estrellas sin destino, vendedores de portadas y un periodista seducido con los acontecimientos que reporteaba en la alta sociedad romana protagonizados por un ejército desesperado por divertirse de cualquier modo para atenuar el aburrimiento y el vacío.


"La dolce vita" fue leída como una acusación social moral y política a una sociedad que había reducido el crecimiento de posguerra a la búsqueda de objetivos materiales y frivolidades varias. La polémica estalló el día del estreno en febrero de 1960, en Milán, ocasión en que centenares de trajes elegantes se paseaban por el foyeur mientras el cineasta estaba sentado entre el público junto a sus protagonistas Marcello Mastroianni y Anita Ekberg.

Cuando finalizó la película y se encendieron las luces algunas manos dispersas aplaudieron pero pronto terminaron apabulladas por los abucheos. Los trajes comenzaron a salir de la sala y un abrigo de visón se abalanzó gritando sobre el director: "¡usted quiere que caigamos en manos de los bolcheviques!", le dijo, mientras un impecable frac negro lo escupió en el rostro.

El tumulto era sólo el preludio de una encarnizada batalla librada en los medios de comunicación, los púlpitos, el parlamento y las calles. Algunos parlamentarios trataron de prohibir la película, un jesuita la consideró una crítica necesaria, alguien dijo que era una obra maestra, L'Osservatore Romano -diario del Vaticano- la calificó de indecente y desagradable, más aún, obscena y sacrílega, grupos católicos trataron de impedir las exhibiciones y la gente igual fue a verla.

En medio de la tempestad el padre Angelo Arpa, profesor de teología en la Universidad de Roma, tratando de elevar el debate, dijo que "el cine nunca ha incluido en el pecado un sentimiento tan profundo de amargura y fatiga, o de desdicha y desolación" como en la película.

Fellini por su parte dijo que "no soy un hombre que lance mensajes, no tengo una ideología muy precisa, si "La dolce vita" tiene un significado surgió por sí mismo, yo no lo busqué. Y agregó que era un reflejo del espíritu, "una ciudad interior".

Para muchos no era problema la ocurrencia de ciertos sucesos en la vida real, pero que en "La dolce vita" Cristo las observara desde un helicóptero al parecer los hizo sentirse obligados a considerarlas inaceptables.

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